Durante muchos años hemos escuchado en más de una ocasión la importancia que tiene mantener el cuerpo bien hidratado pero… ¿Necesitamos todos las mismas cantidades de agua al día?
Si tenemos en cuenta que nuestro organismo está compuesto aproximadamente de un 70% de agua, entenderemos que para conservar un estado de salud óptimo, es muy importante mantenernos hidratados. El agua es el líquido de la vida que colabora en funciones imprescindibles, es el medio de comunicación entre las células y está involucrada en todas las reacciones químicas de nuestro cuerpo.
Funciones del agua en nuestro organismo
- Sirve como transportador de nutrientes y de sustancias orgánicas
- Es el vehículo por donde se evacuan los deshechos
- Ayuda a eliminar toxinas
- Proporciona soporte estructural a los tejidos y articulaciones
- Previene el estreñimiento
- Nos ayuda a mantener la temperatura corporal
Consejos para mantener la cantidad de agua correcta
Es fundamental que haya un buen equilibrio hídrico en el organismo, es decir, que la cantidad de líquido que entra en el cuerpo sea la misma que se elimina, de esta forma el contenido de agua de los tejidos se mantiene constante.
Para mantenernos hidratados es recomendable:
- Llevar una dieta rica en vegetales y verduras
- Comer fruta a diario
- Aumentar la ingesta de agua si se suda, se hace ejercicio o cuando el clima es extremadamente caluroso.
- Reponer agua cuando se sufren diarreas
- Beber solo cuando se tenga sed para no forzar los riñones
- Valorar la edad y la situación personal de cada individuo
Otras formas de hidratación
A parte del agua mineral, también tenemos que tener en cuenta que hay otras bebidas y que los alimentos sólidos también contienen su proporción de agua.
- Bebidas isotónicas: su función principal es reponer el agua y los minerales que se han perdido al ser eliminados por la orina, el sudor o la respiración. Sus componentes nos ayudan a absorber correctamente el agua.
- Zumo natural de frutas y verduras: nos aportan las sustancias necesarias para nuestro cuerpo; vitaminas, minerales, oligoelementos
- Té verde: es un poderoso antioxidante que contribuye a retrasar el envejecimiento.
- Infusión o Té Rooibos: aportan minerales a nuestro cuerpo y no tienen teína. Lo pueden tomar tanto la gente mayor como las mujeres embarazadas.
- Agua de coco: posee una gran cantidad de potasio y electrolitos que ayudan en la reposición de los minerales. Su alto contenido en vitamina C ayuda a optimizar nuestro sistema inmunológico.
- Bebidas saborizadas: excelente opción para variar el sabor del agua sin dejar de recibir todos sus beneficios y aportándole al cuerpo un plus de vitaminas.
¿Debemos beber 8 vasos de agua diarios o lo que nuestro cuerpo nos pide?
Durante mucho tiempo nos han inculcado que debemos beber al menos 2-3 litros de agua al día, recomendaciones que tienen poco respaldo científico. Nuestro organismo tiene un mecanismo homeostático que nos avisa cuando necesita agua. ¿Por qué tenemos que beber si no tenemos sed?
Detrás de todo esto existe una gran campaña de marketing para que todos bebamos agua, con un sinfín de intereses económicos detrás. Al igual que existe con las propagandas publicitarias que pretenden inculcarnos que debemos hacer de 5 a 6 comidas al día. Lo que debemos saber es que si bebemos en exceso, provocamos que el riñón trabaje sin necesidad. Una ingesta desmesurada de agua puede causar un daño significativo a nuestro organismo ya que arrastra el sodio y otros minerales. Como consecuencia podemos sufrir una desmineralización y esto nos puede conducir a un estado de hiponatremia, que es cuando tenemos los niveles de sodio más bajos de lo normal.
También debemos vigilar la ingesta de agua durante la comida ya que se diluyen los jugos gástricos del estómago y disminuye la capacidad de digestión. Por lo tanto es aconsejable beber fuera de las comidas o, en todo caso, ingerir poca cantidad de líquido mientras se esté comiendo.
Por suerte tenemos un organismo inteligente y está hecho para que funcione a la perfección. Disponemos de un mecanismo, la sed, que se dispara cuando el cuerpo detecta que le falta líquido. De esta forma si comemos alimentos que contienen índices de sal elevados, en poco rato vamos a tener la necesidad de beber. Nuestro cuerpo nos va a pedir la cantidad de agua exacta que necesite para disolver esta sal. Solo debemos estar atentos, conectar con nuestro interior y darle lo que nos pide.
Golpe de Calor
Con la llegada del verano, las altas temperaturas y la humedad pueden llegar a acarrear consecuencias muy graves. El golpe de calor se produce cuando hay tal cantidad de calor en el organismo que no se consigue su eliminación a través de los mecanismos de refrigeración habituales.
Las causas que pueden provocar esta situación son:
- Aumento del sudor que produce la evaporación de agua debido a las altas temperaturas. Hay una gran pérdida de líquidos y de sales minerales.
- Deshidratación como consecuencia de una reposición insuficiente de agua y sales minerales.
- Insuficiente aporte de oxígeno al aparato respiratorio a causa del calor.
- Problemas en el sistema circulatorio. Se produce un estancamiento de la sangre y no hay suficiente riego en los tejidos.
Colectivos y situaciones en riesgo de desnutrición
- Las personas mayores: con la edad se pierde la sensación de sed. En este caso, si que puede ser recomendable que beban durante el día aunque no tengan sed.
- En período de embarazo y lactancia: beber agua puede ser positivo ya que con los cambios hormonales asociados a esta etapa es recomendable aumentar la ingesta hídrica.
- Los bebés: no nos pueden avisar de que tienen sed, a parte tienen los riñones inmaduros y excretan más cantidad de orina.
- Los deportistas: en situaciones de calor extrema pierden más cantidad de sales y electrolitos, por lo tanto deberán reponerlos.
- El alcohol y el tabaco: son tóxicos que el organismo necesita eliminar de su interior cuanto antes. Durante este proceso de eliminación aumenta la producción de orina y el vapor de agua en la respiración cosa que favorecerá la deshidratación.
La mejor recomendación es que bebamos solo cuando tengamos sed y en la medida que nos lo solicite el cuerpo. De esta forma evitaremos eliminar de nuestro organismo, minerales imprescindibles para su buen funcionamiento y a la vez evitaremos cuadros de deshidratación. En el caso que tengamos alterado el sentido de percepción de la sed beberemos hidratarnos aunque no tengamos la necesidad de beber, para evitar deshidratarnos. Tenemos que aprender a escuchar a nuestro cuerpo ya que es sabio y nos va a pedir la cantidad de agua que necesite en cada momento.