¿Cómo podemos protegernos la piel de los Rayos del Sol?

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No todos los protectores solares son saludables, algunos nos pueden dañar más que si no nos ponemos protección ya que llevan sustancias tóxicas que nos penetran en el cuerpo. Hoy veremos los más recomendables pero, además de utilizar protectores solares en forma de crema, ¿sabías que podemos proteger nuestra piel a través de la alimentación? Hay varios alimentos que no deberían faltar en nuestra lista de la compra en verano, ya que nos ayudan a protegernos de los rayos del Sol de forma interna.

Estamos en plena temporada de verano, donde el calor y las altas temperaturas nos invitan a ir a la playa y a relajarnos mientras tomamos el Sol. Es la época en la que pasamos de estar tapados del cuello a los pies a quitarnos la ropa y lucir una piel bronceada que nos da un aspecto atractivo. Es importante que cuidemos nuestra piel, tanto por dentro con alimentos que nos protejan de los rayos del Sol, como por fuera con un protector solar de sin químicos.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano que actúa como barrera protectora entre el organismo y los agentes nocivos que podemos encontrar en el entorno. Refleja cómo nos sentimos y constituye un importante indicador del estado de salud. Es primordial cuidarla y tratarla como parte integral del cuerpo ya que a medida que nos hacemos mayores va perdiendo su humedad y disminuye sus niveles de colágeno y elastina. Esto hace más lento su proceso natural de renovación y las células muertas no se regeneran constantemente como cuándo somos jóvenes.

 

¿Qué opciones tenemos para protegernos externamente?

Los protectores con filtros químicos

Los protectores solares que nos ponemos en la piel nos protegen contra las quemaduras solares pero no todos se crean de la misma manera y en la mayoría de los casos estos productos pueden ser dañinos. Estas cremas con filtros químicos hacen que la piel no se queme porqué bloquean los rayos UVB  pero sí que se daña ya que no son capaces de parar los UVA.  Son productos que están compuestos de sustancias químicas que son capaces de cruzar la barrera de la piel penetrando en el  organismo, generando un coctel de tóxicos en nuestro interior. Esto puede causar más daños celulares que no usar protección ya que segregan radicales libres en contacto con las radiaciones solares. Se ha demostrado que estos químicos son disruptores endocrinos, estrogénicos, causan irritación y alergias cutáneas y pueden interferir con la tiroides y otros procesos hormonales del cuerpo. Los más comunes que encontramos en los protectores solares son la oxibenzona, el octinoxato, la metilisotiazolinona y el homosalato, aunque hay muchos más.

 

Los protectores con filtros físicos

Es importante elegir un protector solar saludable con filtros físicos naturales, que nos asegure una correcta protección contra los rayos solares y además que respeten nuestra salud.  Estos protectores actúan a modo de pantalla reflejando la luz y no pueden ser absorbidos por la piel. En la etiqueta de los ingredientes aparecen como: óxido de zinc y de hierro, dióxido de titanio, mica, caolín o talco. Sin duda, si queremos protegernos del Sol sin dañar el organismo, deberemos buscar estas sustancias naturales en nuestro protector.

 

¿Qué alimentos nos ayudan a protegernos interiormente?

No sólo debemos usar protector solar para evitar daños en la piel. El daño oxidativo que generan los radicales libres se produce en el interior del cuerpo y, desde dentro es necesario tratarlo también.

Ya sabemos la importancia que tiene una correcta alimentación en todas las fases de la vida. Cada alimento que ingerimos tiene una serie de propiedades que nos pueden beneficiar según la época del año. En verano es la estación en la que oxidamos más el cuerpo y por lo tanto, durante esta época deberemos aumentar el consumo de alimentos antioxidantes como las frutas y las verduras fresas. Estos alimentos nos aportaran gran cantidad de beneficios nutritivos al organismo y tendremos garantizado unos niveles óptimos de antioxidantes.

Antes de conocer los alimentos que nos benefician, es importante saber aquellos que aumentan nuestros niveles de inflamación y que por lo tanto deberemos evitar o consumirlos con moderación.

Alimentos  considerados PRO-inflamatorios:

  • Azúcar refinado
  • Productos procesados o precocinados (embutidos, platos preparados, salchichas, productos con colorantes, conservantes, saborizantes, aromatizantes…)
  • Aceites vegetales procesados (girasol, soja, maíz,…)
  • Granos refinados (arroz blanco, pasta, pan blanco, galletas, sal, harina de maíz, trigo…)
  • Lácteos (leche, quesos, nata, mantequilla,…)
  • Bebidas alcohólicas
  • Fritos

 

Alimentos que nos ayudan a cuidar nuestra piel

Si deseamos lucir una piel radiante, es imprescindible que llevemos un estilo de vida saludable. Además de cuidar la piel desde fuera, también podemos mejorar nuestra protección desde dentro. La clave para protegernos de los efectos dañinos del Sol es alimentarnos de forma adecuada. La forma en que nutramos nuestro cuerpo repercutirá directamente en nuestra capacidad para mantener la piel saludable, correctamente hidratada y nutrida y que podemos contrarrestar las agresiones externas como puede ser un exceso de radiación solar. Deberemos consumir alimentos que nos aporten los nutrientes necesarios que nos ayuden a reparar, regenerar y protegernos desde dentro.

  • Zanahoria: tienen un gran aporte en betacarotenos, sustancias precursoras de la vitamina A, que protegen la piel contra los daños causados por la radiación solar y el envejecimiento cutáneo. Actúan neutralizando los radicales libres y favorecen la producción de melanina. Los betacarotenos, aparte de estar presentes en la zanahoria, también los podemos encontrar en el melocotón, mango, albaricoque, melón, tomate, espinacas, calabaza, kiwi.
  • Pescado azul: gracias a su contenido en vitamina D, previenen la aparición de melanomas.
  • Bayas y frutos rojos: arándanos, frambuesas, moras,… son potentes antioxidantes que nos protegen la piel de los efectos del Sol
  • Verduras de hoja verde: contienen antioxidantes que destruyen los radicales libres, consecuencia de la exposición solar. Hay estudios que demuestran que la ingesta diaria de verduras de hoja verde, reduce hasta un 50% la reincidencia de tumores en personas con cáncer de piel.
  • Tomate: es rico en licopeno, un reflector de los rayos UVA y UVB, que crea una barrera protectora de forma natural. Además tiene un gran poder antioxidante que protege el organismo de los radicales libres. Esto ayuda a prevenir un envejecimiento prematuro de la piel y evitar el cáncer.
  • Té verde: a parte de su poder diurético y antioxidante que favorece la eliminación de líquidos y toxinas,  reduce el enrojecimiento, mejora la elasticidad y la hidratación de la piel.  Hay múltiples estudios  que demuestran que inhibe el desarrollo de tumores de piel, ya que controla la inflamación y evita daños del ADN. Esta infusión también  la podemos tomar en verano con hielo y un trozo de limón.
  • Chocolate negro: es rico en flavonoides que mejoran la capacidad de la piel para protegerse de los efectos dañinos de los rayos UV y de las quemaduras del
  • Brócoli: reduce el enrojecimiento y la inflamación
  • Kiwi: gracias a su contenido en vitaminas C, E y a sus propiedades antienvejecimiento, es la fruta ideal para proteger la piel de los daños solares.
  • Naranja: contienen vitamina E que ayuda a preservar las membranas celulares.
  • Fresas: son ricas en vitamina C e ideales para mejorar las defensas del organismo y evitar el envejecimiento precoz. Facilitan la absorción del hierro, aumentan la resistencia contra infecciones y favorecen la cicatrización de quemaduras.

 

Si llevamos una alimentación rica en antioxidantes a base de frutas y verduras, favoreceremos la eliminación de los radicales libres que provocan los rayos ultravioletas. Las ensaladas con muchos colores y los batidos verdes serán unos buenos aliados en esta época del año.

A parte de mejorar la alimentación, también es importante que la exposición solar se haga de forma gradual para darle tiempo al cuerpo a adaptarse. Deberemos empezar con 30-40 minutos los primeros días, incluso menos si somos blanquitos de piel. Intentaremos ir aumentando poco a poco la exposición al Sol, para que el cuerpo desarrolle la protección natural que tiene, el bronceado. También deberemos protegernos los ojos y la cabeza siempre que podamos para evitar quemaduras oculares e insolaciones.

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